De verdad.
Yo soy el tipo de persona que desea que la unica decision que ha tenido que tomar es que tipo de preparacion para poner en su ensalada.
[...a veces esto es tan importante...]
Pero aqui estoy. En la mision.
Entonces, si tengo el tiempo mas dificil del mundo la toma de decisiones,
¿Como llegue aqui?
Confie en mi, a veces me pregunto la misma pregunta.
Cada dia.
Porque me sorprende.
Le podria decir que siempre era un plan que tenia.
Pero no fue asi.
Le podria decir que era porque habia misioneros que ensenaron a mi familia.
Pero eso no es todo.
Le podria decir un millon de razones diferentes--falsa o verdadera.
Pero todo realmente se reduce a una sola respuesta.
Estoy aqui porque yo confio en el plan que mi Padre Celestial tiene para mi personalmente. Y que el plan incluye que yo este aqui. Exactamente donde El me necesita.
Vamos a ser honestos.
A veces pienso que es sin duda una prueba de fe para dar todos los pasos que se requiere.
Pero una vez alguien me dijo que debiamos esperar el milagro. No la prueba de nuestra fe.
Ser sorprendido cuando las cosas van mal. No cuando van bien.
Y luego, cuando van mal, podemos tener confianza en que, de todos modos, todo es parte del Plan.
Estaba leyendo este discourso, de la Conferencia General mas reciente, por el Elder Robert D. Hales del quorum de los doce apostoles. Y esta parte me llamo la atencion. [Yo se que esta largo, pero tambien yo se que es bien bonita.]
Yo se que nuestro Padre Celestial tiene un plan para mi. Y se que El tiene un plan para usted. Y para cada uno de Sus hijos.
A veces solo nos toma un tiempo para averiguar lo que es. O aceptar su voluntad sobre la nuestra. O creer que nuestras pruebas nos hacen mas fuertes.
Pero se que se puede hacer.
Y confie en mi, no soy perfecta. Pero he llegado a saber que vivendo con sus imperfecciones es mucho mas facil cuando usted sabe el cuadro grande.
[... o si no lo puedo ver, al menos, sabemos que si, hay uno. Le prometo.]
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Ok. So I'm generally an indecisive person.
But really.
I'm the kind of person who wishes that the only decision they ever had to make is what kind of dressing to put on their salad.
[..because sometimes that's a big deal...]
But here I am, on a mission.
So, if I have the world's hardest time making decisions,
how did I get here?
Trust me, sometimes I ask myself that same question.
Multiple times a day.
Because it amazes me so much.
I could tell you that it was always a plan I had.
But it wasn't.
I could tell you that it was because missionaries taught my family.
But that's not all of it.
I could tell you a million different reasons--fake or true.
But it all really comes down to one answer.
I'm here because I trust in the plan that my Heavenly Father has for me personally. And that plan includes me being here. Exactly where He needs me.
Let's be honest.
Sometimes I think that it's definitely a trial of faith to take every step that's required.
But someone once told me that we should expect the miracle. Not the trial of our faith.
Be suprised when things go wrong. Not when they go right.
And then, when they do go wrong, we can have confidence that it's all part of The Plan anyway.
I was reading this talk from this past General Conference by Elder Robert D. Hales of the quorum of the twelve apostles and this part called my attention. [I know it's long. But it's great.]
I know that our Heavenly Father has a plan for me. And I know that He has a plan for you. And for every single one of His children.
Sometimes it just takes us a while to figure out what it is. Or to accept His will over ours. Or believe that our trials will make us stronger.
But I know that it can be done.
And trust me, I'm not perfect. But I've come to find that living with your imperfections is a lot easier when you know the big picture.
[...or if you can't quite see it, at least know that there is one. I promise.]
I have often pondered, Why is it that the Son of God and His holy prophets and all the faithful Saints have trials and tribulations, even when they are trying to do Heavenly Father’s will? Why is it so hard, especially for them?I think about Joseph Smith, who suffered illness as a boy and persecution throughout his life. Like the Savior, he cried out, “O God, where art thou?”11 Yet even when he was seemingly alone, he exercised his agency to wait upon the Lord and carry out his Heavenly Father’s will.I think of our pioneer forebears, driven from Nauvoo and crossing the plains, exercising their agency to follow a prophet even as they suffered sickness, privation, and some even death. Why such terrible tribulation? To what end? For what purpose?As we ask these questions, we realize that the purpose of our life on earth is to grow, develop, and be strengthened through our own experiences. How do we do this? The scriptures give us an answer in one simple phrase: we “wait upon the Lord.”12 Tests and trials are given to all of us. These mortal challenges allow us and our Heavenly Father to see whether we will exercise our agency to follow His Son. He already knows, and we have the opportunity to learn, that no matter how difficult our circumstances, “all these things shall [be for our] experience, and … [our] good.”13Does this mean we will always understand our challenges? Won’t all of us, sometime, have reason to ask, “O God, where art thou?”14 Yes! When a spouse dies, a companion will wonder. When financial hardship befalls a family, a father will ask. When children wander from the path, a mother and father will cry out in sorrow. Yes, “weeping may endure for a night, but joy cometh in the morning.”15 Then, in the dawn of our increased faith and understanding, we arise and choose to wait upon the Lord, saying, “Thy will be done.”16What, then, does it mean to wait upon the Lord? In the scriptures, the word wait means to hope, to anticipate, and to trust. To hope and trust in the Lord requires faith, patience, humility, meekness, long-suffering, keeping the commandments, and enduring to the end.To wait upon the Lord means planting the seed of faith and nourishing it “with great diligence, and … patience.”17It means praying as the Savior did—to God, our Heavenly Father—saying: “Thy kingdom come. Thy will be done.”18 It is a prayer we offer with our whole souls in the name of our Savior, Jesus Christ.Waiting upon the Lord means pondering in our hearts and “receiv[ing] the Holy Ghost” so that we can know “all things what [we] should do.”19
Muchas veces he reflexionado preguntándome: ¿Por qué tienen pruebas y tribulaciones el Hijo de Dios, Sus santos profetas y todos los santos fieles aun cuando tratan de hacer la voluntad del Padre Celestial? ¿Por qué es tan difícil, especialmente para ellos?
Pienso en José Smith, que sufrió enfermedades cuando era niño y persecución durante toda su vida. Igual que el Salvador, él también exclamó: “Oh Dios, ¿en dónde estás?”11. Sin embargo, aun cuando parecía estar solo, ejerció su albedrío para esperar en el Señor y llevar a cabo la voluntad de su Padre Celestial.
Pienso en nuestros antepasados pioneros, expulsados de Nauvoo y atravesando las praderas, ejerciendo su albedrío para seguir a un profeta a pesar de sufrir enfermedades, privaciones e incluso, algunos, la muerte. ¿Por qué tan terrible tribulación? ¿Con qué fin? ¿Con qué propósito?
Al hacernos esas preguntas, nos damos cuenta de que el propósito de nuestra vida terrenal es crecer, desarrollarnos y fortalecernos por medio de nuestras propias experiencias. ¿Y cómo lo hacemos? Las Escrituras nos dan la respuesta en una sencilla frase: nosotros “espera[mos] en Jehová”12. A todos se nos dan pruebas y aflicciones; estas dificultades del ser mortal nos demuestran, a nosotros y a nuestro Padre Celestial, si somos o no capaces de ejercer el albedrío para seguir a Su Hijo. Él ya lo sabe y nosotros tenemos la oportunidad de aprender que, no obstante lo difícil de nuestras circunstancias, “todas estas cosas [nos] servirán de experiencia, y serán para [nuestro] bien”13.
¿Quiere decir que siempre entenderemos nuestras dificultades? ¿No tendremos todos, de vez en cuando, razón para preguntar: “Oh Dios, ¿en dónde estás?”14. ¡Sí! Cuando muere un cónyuge, su compañero se hará la pregunta; cuando una familia sufre privación económica, el jefe de familia se la hará también; cuando los hijos se apartan del camino, la madre y el padre la exclamarán con dolor. Sí, “Por la noche durará el llanto, y a la mañana vendrá la alegría”15. Entonces, en el amanecer de mayor fe y entendimiento, nos levantaremos para esperar en el Señor diciendo: “Hágase tu voluntad”16.
Entonces, ¿qué quiere decir esperar en el Señor? En las Escrituras, la palabra esperar significa tener esperanza, aguardar y confiar. Tener esperanza y confianza en el Señor requiere fe, paciencia, humildad, mansedumbre, conformidad, guardar los mandamientos y perseverar hasta el fin.
Esperar en el Señor significa plantar la semilla de la fe y nutrirla “con gran diligencia y paciencia”17.
Significa orar como lo hizo el Salvador, a Dios, nuestro Padre Celestial, diciendo: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad”18. Es una oración que ofrecemos con toda nuestra alma, en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo.
Esperar en el Señor significa meditarlo en nuestro corazón y “reci[bir] el Espíritu Santo para saber “todas las cosas que deb[emos] hacer”19.
Al seguir las impresiones del Espíritu, descubrimos que “la tribulación produce paciencia”20 y aprendemos a “continua[r] con paciencia hasta perfeccionar[nos]”21.
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